martes, 7 de enero de 2014

Una epístola a mis detractores

Esta carta tiene un destinatario anónimo. Va dirigida a todas aquellas personas que se han atrevido a juzgarme sin conocerme, sin saber mi identidad, sin conocer mis ideas o pensamientos. Esta carta va dirigida a aquellas personas que se cruzan de cera cuando me ven, a aquellas señoras que se aferran a su bolso cuando paso por su lado, a aquellas personas que me han puesto una etiqueta simplemente por mi aspecto físico o mi forma de vestir. Hay una probabilidad muy alta de que tu seas una de esas que se ríen de los demás por sufren sobrepeso, por que tienen una diferente condición sexual, aquella que teme a una persona por diferencias étnicas o culturales.  Me faltarían estrellas para contar las veces que alguien se ha reído de un ''cani'' y lo primero que hace al llegar a su casa es gritarle a su madre o tratarla de malas maneras... Para personas como tú solo tengo palabras como retrógrado, hipócrita, miserable y desecho social. ¿En serio es necesario seguir a un niño de diez años por todo un supermercado, el cual solo pretende comprar una barra de pan? A veces me pregunto que clase de genios forman esta sociedad, no me extraña como está funcionando este país  lleno de personas con falta de criterio, conocimiento y razonamiento. Estas personas son las que más tarde un político les cuenta cuatro tonterías y se lo creen y viven de la ilusión, obviamente el político no será negro. Pocas personas sois las que habéis conseguido que invierta mi tiempo y esfuerzo en escribiros tal carta que ni si quiera leeréis.
Ahora os voy a invitar a algo, os invito a conocerme. Tú que me miras de lejos y me criticas, te invito cordialmente a que te acerques a mí e intercambiemos ideas. Te diría que te ofrezco mi amistad, pero personas como tú no merecen más que mi rechazo. Una vez me hayas conocido, te sugiero que pienses en todos aquellos actos estúpidos que has realizado  en tu vida. Quiero  que reflexiones y te des cuenta de que mancas de criterio. Quiero que te des cuenta de lo miserable que puedes llegar a ser comparado con esa chica que agredieron en el metro por ser sudamericana. Después de esto cuando me veas por la calle crúzate de cera y al hacerlo te robarán ese bolso que tanto custodiabas. Entonces sonreiré, llámame vil, cruel, rencoroso... Pero así funcionan las personas, no se dan cuenta de la maldad que hay tras el racismo hasta que llega un tirano y mata a doce millones de judíos. Todavía me repugna más esa persona que lee lo que acabo de escribir y se estremece y luego critica a los extranjeros porque ''nos quitan el trabajo''. Podría seguir desarrollando esta epístola, escribirla en verso o recitarla en cada esquina cual juglar; pero no puedo hacerlo porque mañana tengo que madrugar para ir a estudiar bachiller  y así completar mis sueños. Este negro no quiere tu barra de pan o tu bolso, prefiere estudiar y formarse como persona.

Espero que mis lectores habituales tengan el criterio suficiente para saber a quién va dirigida esta carta. Gracias a todas aquellas personas que se han molestado en conocerme y no se han decepcionado. En dieciséis años años de vida todavía no he escuchado a nadie decirme que se arrepiente de haberme conocido, es más, todo lo contrario. No penséis que me creo un ser perfecto y no acepto críticas, pues he pasado noches en vela por palabras ,de personas que me importan, que han dolido más que cien balas. Sigamos soñando porque la mentalidad española cambie algún día, pues como dice el título del blog: De sueños va la cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario