lunes, 8 de agosto de 2016

Ángeles del siglo XXI

Vi descender a los ángeles con sus armaduras centelleantes,
su aureola describiendo un círculo perfecto en mi pescuezo,
pupilas blancas como la noche y sonrisas condescendientes asomando los colmillos.

Bajaron juzgando a unos y otros con un juicio que trasciende la ley,
blandiendo diccionarios, libros incompetentes y vídeos de procedencia cuestionable.
Exhibiendo su moral excelsa que no puede ser comparada a la de nosotros,
los esclavos, el rebaño. Somos los ineptos que se ríen cuando todos alzan su espada,
los que lloran porque saben que son miseria, los que se equivocan y no aprenden,
los que no podemos ser aceptados en su templo de ilustres,
en sus peldaños donde solo caben los pies de los maestros de la moral,
donde la sangre derramada no alcanza porque deben seguir siendo justos y vanidosos;
donde no caben los poetas que hacemos con los versos
lo que nos sale de los huevos.

Vi bajar a esos ángeles impolutos nacidos en las entrañas de las redes sociales,
y me reí de ellos mientras se me resbalaba alguna lágrima
porque todo lo hago mal y siempre se me escapan.

viernes, 5 de agosto de 2016

El barco se hunde y nadie hace nada

No navegues en ese mar ponzoñoso que sale de tus venas
donde los peces mueren en tu saliva y no hacen más que caer.
como quien tropieza sempiternamente con la misma piedra que rompe tus cristales.
No existe disculpa válida para esa cicatriz que se tatúa en tus pies descalzos. 
Y no importa cuánta sal añada mientras la gravedad siga incrustada en el fondo
a nueve coma ocho en la escala Ritcher, azorando ese mar sereno de muerte.

El barco sigue hundiéndose y no puedo estar más tranquilo.
Delante del espejo la luna titubea, pero mirándola de frente es tan imponente
que más que guiarme su luz se convierte en un dulce castigo.
Supongo que la respuesta estará en convertirme en vampiro y evitar mi reflejo,
pero a falta de musa que muerda me conformaré con no mirar hacia dentro.
Si no sé quién soy, cómo demonios voy a saber a dónde caigo. 
El barco se hunde y nadie hace nada porque a nadie parece importarle.